Cómo te recuperas de un mal día?
Todo estaba yendo bien, hasta que empezó a ir mal. Una perspectiva diferente para enfrentarte a las emociones "negativas"
Este es el asunto: hay días en lo que simplemente nada sale bien y parece que no hay nada que podamos hacer. Aunque tengamos la mejor actitud, aunque logremos resolver y sobreponernos a algunos obstáculos, aún así, los planes no fluyen, no se concretan, no se logran los objetivos.
Un mal día no significa que hayas perdido la guerra, solo haz perdido una batalla. El día siguiente tendrás una nueva oportunidad para intentarlo y seguir adelante, pero el sabor amargo queda en la boca.
Aquello que esperabas o querías no pudo ser, incluso dando lo mejor de ti.
Durante un buen tiempo creí la estupidez de que, sentirme mal cuando uno de esos días sucediera estaba mal. Reprimía mis emociones porque estar triste, decepcionado, sentirse derrotado o vencido "es malo".
Esa actitud solo daba como resultado que en algún momento en el futuro, el cúmulo de emociones desatara las más locas reacciones: comentarios inadecuados estando borracho, falta de energía, tristeza profunda sin sentido aparente, burnout, depresión, ansiedad excesiva, autosaboteo y pare de contar.
Ignorar lo que sentimos no hace que los sentimientos desaparezcan, del mismo modo que ignorar los problemas no hace se solucionen.
En cambio, pareciera mejor apropiarse de esos sentimientos, sentirlos realmente, dejarse llevar por ellos por un tiempo, el que sea necesario. Si lo haces seguido, cada vez es necesario menos tiempo, si no lo haces demasiado, lo más seguro es que haya muchas cosas viejas guardadas en ese pechito.
Es difícil mirar al abismo. La sensación incómoda, el miedo. Incluso me cuesta explicarte que es eso de "sentir los sentimientos", lo mejor que puedo decirte es que se trata de no huir de ellos, de no intentar "sentirse bien", sino, estar así un rato.
Si dejas de correr, lo más seguro es que aprendas algo.
Por ejemplo: te darás cuenta que todo eso también es vivir, es parte de la vida. Fracasar, perder, quedarse corto, fallar, ser imperfecto, es ser humano y no tiene nada de malo.
Claro que esa no es una excusa válida para no mejorar, sino que la mejora viene cuando aceptamos que dimos todo de nosotros y sin embargo, perdimos.
El problema de verdad es cuando no damos todo de nosotros. Cuando dejamos que los obstáculos nos venzan, nos paren, cuando nos damos por vencidos antes de tiempo, cuando perdemos de vista lo importante, lo que queremos.
Perder no está mal, lo que está mal es dejar de jugar porque te da miedo perder.
Hace poco un equipo de basket local dejó de jugar los últimos 2 minutos de partido por la abismal diferencia que les llevaba el contrario. Te imaginas a Jordan haciendo algo así? Claro que no, si pierdo, lo haré con la cabeza en alto.
Ese orgullo no va a hacer que me sienta mejor, ni va a evitar que las emociones negativas lleguen, pero al menos tengo ese orgullo.
Mejor morir en pie, no?
Creo que parte de la insatisfacción constante con la que luchamos en esta generación, es porque no le damos la importancia que merece ese orgullo. No le damos su puesto, no llenamos de significado y rituales a las cosas que no podemos ver, pero que son en estos casos, cuando todo se va a la shit, más importantes que cualquier cosa que podamos tocar.
Puede que no lo creas, pero realmente puedes estar deprimido en un yate rodeado de lujos, putas y dinero. Nada de eso importa cuando todo se va a la shit.
Negar tus emociones, tu espíritu, tu humanidad no va a hacer que vivas una vida llena de placer y todo será hermoso, solo te hace más débil para cuando llegue la tormenta, y la tormenta llegará.
Así que para responder la pregunta del inicio: como te recuperas de un mal día? No lo haces, vives tu mal día y te despiertas al día siguiente con la mejor actitud para que no se repita. Si se repite y haz dado todo de ti, allí estará el orgullo y el valor de sentir tus emociones, para darle significado a tu vida.
Mucho mejor que cualquier puta, te lo aseguro.
Extra
Si somos afortunados, puede que haya alguien en nuestras vidas que esté allí para apoyarnos en el camino.
No está ahí para hacernos sentir mejor, ni para ayudarnos a huir, sino para recordarnos que esa es la vida, que los días malos suceden, que fracasamos y pasan cosas, y que la decisión correcta es ser valiente para sentir lo que sentimos y tener la frente en alto porque nos entregamos con todo.
A veces nos complicamos demasiado tratando de ayudar sin saber lo valioso que es solamente estar presente, realmente presente.
Cómo dice el Tio Iroh:
"Lo más importante es siempre creer en uno mismo, pero una pequeña ayuda de los demás es una gran bendición".
Siempre que tengas la oportunidad, sé una bendición para los demás, te estarás ayudando a ti mismo sin darte cuenta.