Hace algunas semanas estuve en una reunión para patrocinar parte de los eventos de la semana del arquitecto del departamento de arquitectura de la UDO.
No fuimos a la mejor panadería/cafetería, pero igual es un sitio donde la gente va a reunirse.
Llegué algo agitado de otra reunión, me encuentro a mi compañera entrando. Nos sentamos en una mesa redonda de metal pequeña, las típicas de panadería con sus sillitas de metal.
Pedimos café porque es la única manera de aguantar la pela. Un expresso y un marrón pequeño.
Llegan los representantes del centro de estudiantes, nos levantamos para saludar y conocerlos.
La mesonera trae los cafés y pedimos algunos dulces de pasta seca con una naturalidad característica de alguien que no le importa cuando está gastando. Los estudiantes se sorprenden, ninguno quiso café porque nos acostumbramos en este país a cuidar la economía de los demás, aunque nos insistan.
Empieza la reunión y de inmediato me doy cuenta: hace pocos años éramos nosotros del otro lado de la mesita.
La sensación es absolutamente surreal, de verdad. No solo me hice consciente de mi edad y mi progreso personal, sino que me sentí agradecido por ser una persona más entusiasta que las que me tocaron.
Una razón para crecer
Creo que en la trinchera diaria de la vida adulta es fácil perder de vista las razones por las que hacemos lo que sea. Por qué hacer dinero? Por qué crecer? Por qué progresar? Por qué mejorar? Por qué buscar las maneras? Por qué no rendirse? Por qué luchar? Por qué perseguir un sueño?
Tengo muchas razones, pero una que siempre aparece y que era importantísima en mi infancia era: ayudar a los demás.
Sé que eso es demasiado general y por ende, demasiado idealista. Pero con honestidad: soy idealista. Creo que puedo mejorar el mundo y prefiero perseguir ese sueño imposible, que conformarme con algo menos.
Quisiera hacer más, es verdad, pero por ahora puedo imprimir algunas laminas a precio de vaca flaca, imprimir algunos certificados gratis, escribir estos textos y asegurarme de ser la mejor persona posible.
Para que cuando llegue la oportunidad, el momento de estar del lado de la mesa que tiene los recursos y toma las decisiones, pueda ayudar, promover, facilitar, agilizar y habilitar a los demás y no ser un obstáculo (como muchas veces fueron conmigo).
Quizás no cambie el mundo de un solo coñazo, pero cada granito de arena cuenta.
Por los demás
A veces nosotros mismos no somos suficiente razón para pararnos con energía y entusiasmo en las mañanas. Esta es una obsesión del mundo moderno: "Tengo que ser suficiente y auto-suficiente". No, no tienes, es más, no puedes, es imposible.
Puedes ser mejor, pero no puedes ser perfecto.
Sobre todo en el ámbito amoroso. “Antes de estar en serio con alguien tengo que”: tener una carrera, ser estable económicamente, resolver todos mis problemas personales. O sea, wtf, para que coño quieres una pareja entonces? Si no es para que te ayude con tus sueños y problemas, y ayudar con los de él/ella.
Aceptar y dar ayuda significa que somos insuficientes y el otro también, es ahí donde nace el amor. Ese amor se transforma en energía.
Cuando no somos suficientes, podemos pensar en los demás. Lo haré por mi pareja, por mi hijo, por mis padres, por mis abuelos, por el mundo, por los estudiantes o quién sea.
Haciendo por los demás, también haces para ti. Si prestas atención, te encuentras en el otro y eso es hermoso. Supongo que eso fue lo que me pasó en esa reunión, me di cuenta que soy la persona que soñaba ser. Quizás no exactamente igual, pero lo suficientemente cerca.
Claro que ellos no lo sabían y probablemente nunca lo sabrán (a menos que me haga famoso por este artículo). Aunque eso no importa, el crecimiento está ahí y el beneficio para todos también.
Qué más se puede pedir? Nada. Solo queda dar las gracias, GRACIAS.
PD
Esta experiencia fue realmente importante porque mi rencor por la UDO no ha desaparecido del todo. Y esto me hace sentir que tengo una oportunidad de crear algo diferente, de qué las cosas pueden mejorar.
Y la verdad es que los chamos (Dios la vejez) con los que nos reunimos no solamente eran super entusiastas y optimistas, sino que sabían que se estaban enfrentando a un monstruo, que el reto es inmenso y estaban dispuestos a meterle el pecho con todo lo que tienen.
Fue una hermosa realización. La gente que se queja de la generación moderna está pasando mucho tiempo en IG y menos tiempo en el mundo real.