El vídeo que compartí del Tío Iroh ayer tiene dos partes:
La primera es sobre la gran ayuda que puede ser que alguien crea en ti.
La segunda, de la que hablaremos hoy, muestra al Tío Iroh rindiendo un conmovedor homenaje a su hijo muerto en la guerra.
Cada vez que veo esa escena se me aguan los ojos y muchas veces lloro. El personaje del tío Iroh es mi favorito de la comiquita. Es un hombre fuerte que decide ser amable y paciente con su sobrino que ha perdido el camino y está lleno de ira y sed de venganza.
Durante toda la serie lo vemos tratando de ayudar a todos (especialmente a Zuko claro), con una sabiduría inmensa. A veces lo presentan siendo tonto o "inocente", pero es solo su forma de tomarse las cosas con tranquilidad porque sabe que está haciendo lo que debe hacer. Cuando llega el momento de ponerse serio, lo hizo y mostró a todos su fuerza escapando de prisión y tomando Basing Se con el resto de la Orden del Loto Blanco.
Podemos ver que el Tío Iroh carga un dolor que es imposible de superar, es un dolor que nace del amor que tiene y tendrá siempre por su hijo. Es imposible de superar no porque no pueda hacerlo, sino porque superar el dolor significaría también superar el amor a su hijo y eso, con razón desde mi punto de vista, es inaceptable.
El personaje del Tío Iroh es un recordatorio de que todas las personas, incluso las buenas personas, sienten y cargan con algún tipo de dolor.
Ser bondadoso, ayudar y estar para los demás, ser paciente, ser amable y prácticamente cualquier virtud, requiere esfuerzo consciente. NO ES FÁCIL, no viene con naturalidad, no puedes "fluir" para obtenerlo, tienes que buscarlo.
La indiferencia, el cinismo, el odio y la maldad, vienen muchas veces de creer que para los demás es fácil o que su comportamiento está justificado de alguna manera.
Es una excusa común: "Para ti es fácil porque...". No, para nadie es fácil. Efectivamente puedes ser miserable en un yate rodeado de lujos y putas.
Incluso los ricos de cuna tienen problemas, y son problemas importantes.
No hay excusa para ser un imbécil, patán, cruel o una víctima, no existen razones válidas para ser ninguna de esas cosas. No importa tu situación, tu entorno, tu condicionamiento, tu educación, tu nivel socio-económico porque para nadie es más fácil, solo hay problemas diferentes.
No poder ver o entender los problemas del otro, no quiere decir que no los tenga o que sean más pequeños. Esto también pasa en el caso del Tío Iroh: nadie sabe el dolor que carga por su hijo muerto, va a rendirle tributo en soledad.
El ideal de fortaleza no necesariamente incluye enfrentarse al dolor en soledad, lo que es imprescindible es enfrentar el dolor. Es enfrentando el dolor, sin señalar a nadie más que a nosotros, que nos hacemos fuertes.
Solo puedes ser bondadoso siendo fuerte
Tienes que ser un monstruo y controlar ese poder, ahí es donde está la virtud. Lo poco que sabemos del pasado del Tío Iroh es que fue un gran general antes de acompañar a su sobrino en su viaje de redención.
"El dragón del oeste" le decían porque tenía la habilidad de respirar fuego. Nadie dudaba del gran poder físico del Iroh, pero su verdadera fortaleza era tener la paciencia, el amor, el humor y la bondad para nunca dejar de creer en Zuko, que lo maltrataba con bastante frecuencia.
Jordan Peterson lo expresa con una claridad increíble:
"Requieres fortaleza para ser bueno". Simplemente porque la vida no es un paseo lleno de azúcar, flores y muchos colores, tiene de eso si, pero también tiene dolor, frustración, obstáculos, injusticias y tragedia.
Si eres incapaz de manejar el lado "malo" de la vida, te llenarás de resentimiento y de ahí al odio, hay apenas unos centímetros.
El resentimiento de pensar por el otro
Sabes, los socialistas casi siempre son envidiosos. En el fondo no quieren mejorar el mundo, solamente quieren que todos estemos en la mierda o bueno, todos menos ellos mismos, especialmente para los que supuestamente es más fácil y además, según ellos, injustamente (ya César está triggereado).
A veces creemos tanto que somos el centro del universo, que creemos saber como es la vida para los demás y tenemos la osadía de decidir por los demás.
Pero solo podemos experimentar la vida como nosotros mismos, a través de nuestros ojos. Solo sabemos como es la vida para nosotros. Suponer por los demás, aunque puede ser útil en ciertos escenarios y de cierta forma, inevitable (ya viste el párrafo con el que empecé esta parte), debería ser un ejercicio ligero, que podamos modificar con facilidad y no aferrarnos a él como si se tratara de una verdad absoluta.
El cinismo y el resentimiento son el resultado de pensar por los demás, de creer que sabemos por lo que están pasando y que nos han ofendido o nos han hecho daño por algún tipo de maldad.
Estos dos gatos lo resumen maravillosamente:
En el pasado odiaba al gobierno de mi país con tanto furor que estaba dispuesto a dar mi vida por destruir la de ellos. Pero que tanto bien habría hecho eso?
Quién habría alimentado a mis abuelos en mi ausencia? Quién habría ayudado a tantas personas que he ayudado? Quién estaría tratando de escribir en un mundo lleno de imágenes y superficialidad?
Hay valor en dar la vida por algo, no en contra de algo.
Este ideal de fortaleza que tengo tiempo tratando de definir, significa que podemos soportar el dolor y decidir hacer lo correcto, aunque tengamos todas las razones del mundo para no hacerlo.
Significa poder ser violento y feroz, pero decidir no serlo porque sabes que no puedes entender por completo los problemas del otro.
Ser fuerte significa dejar de lado las razones para la maldad y la destrucción, y decidir crear y crecer.
Eso es lo que significa ser fuerte.